Afiné mi oído para escuchar con atención lo que tu lenguaje del amor me decía con tu mirada o tu sonrisa, mientras me cuentas tu ajetreado día aprendí a leer tu encantadora forma de ser, tu siempre firme y tan segura, pero a la vez sensible y con esa inteligencia tangible que me lleva a contemplar tus sentidos a través de tu voz y se me aquieta el mundo mientras ligeramente sonrío y te presumo, porque el corazón me respondió, es ella con un sí rotundo.