Una serie gore de ficción donde es fácil darse cuenta que la sociedad tiene reglas, castigos y premios, si acaso ¨ganas¨ un nivel del juego.
Pero, no siempre respetar las reglas te hace ganar, no siempre los buenos ganan el juego, no siempre el castigo es merecido, o a su vez no porque ganes el premio quiere decir que no hiciste daño o moralmente te lo merezcas, porque si algo tiene nuestra naturaleza humana, es que está dispuesta a todo con tal de sobrevivir. Póngale atención, porque al final regresaremos al inicio: A todo con tal de sobrevivir.
Siento que dejamos de ver series de ficción para convertirnos en los personajes de un guion gore de competencia y claro que nos encanta, despierta una parte instintiva en los seres humanos. Amamos competir, pero también nos encanta ver competencias.
En este afán de sobrevivir hemos permitido que se normalice la violencia como método de competitividad. Sigmung Freud en ¨El Malestar de la Cultura¨ expondría que la cultura con su autoridad y ley trajo la represión de nuestros instintos agresivos. Eso explicaría el por qué la violencia tiene tantos adeptos.
Como en la serie, nos convertimos en el show de los actores de poder que buscan el goce del mismo, disfrutando la muerte de otro ser. No sé si la cifra real sea 7 o quizá aumente. No, no me digan que no pudieron parar y decir: ¡Corte! Justo a tiempo. Pero en el cine, no puede haber un corte si el director no dice corte. Así siempre me repetía uno de mis profesores de guion en la universidad, que dicho sea de paso, que descanse en paz, hace pocos días murió por un paro cardiaco fulminante en su país Colombia, con su último tinto y un tabaco en la mano. Así nos vamos todos.
Si ligeramente resumimos los días que vamos en este juego, claro que vemos gente destruyendo la infraestructura de la ciudad, claro que han ponchado las llantas de varios autos, un policía con la piel reventada, un hombre muerto con una bomba incrustada en su cabeza, un militar con perdigones perdió la vida, un manifestante de la misma manera, un pueblo indígena también humillado, en fin, me está dando nauseas este flashback. El punto es que solo queremos que alguien gane y otro pierda, buscamos querer tener la razón y nunca el acuerdo, mientras el pueblo se enfrenta con el pueblo, unos políticos buscan pescar a río revuelto y capitalizar respaldo de un pueblo manipulado, quienes tienen el poder en cambio usan el ninguneo, no, claro que no les importa el diálogo porque si estás ausente, no existe un diálogo. No, no les importa el diálogo porque te sientas y exiges todo y no cedes nada. No les importa el diálogo, porque nos han polarizado tanto y tienen toda nuestra atención. Y así pasamos, acusando, señalando, haciendo todo, aún lo ilegal, lo inmoral, a todo, con tal de sobrevivir.
Al final en los juegos del calamar, mueren todos queda vivo tan solo uno, vivo sí, pero golpeado, fracturado, con la conciencia de sangre, el poder en la mano pero sin lo más esencial, la paz, eso que tanto nos acerca a la felicidad.
Pues bien, bienvenidos a Ecuador el nuevo set de ¨Los juegos del calamar¨
Autor: Diego Sotomayor G.